«Nuestros recursos son limitados y los utilizamos para todo, tanto comer, vestirnos, el transporte, es decir, todo lo que construye el ser humano está basado en la naturaleza y, si lo queremos disfrutar, lo tenemos que valorar. Por eso, la naturaleza efímera», comenta la autora. El paisaje es el motivo en el que ahondan sus manos. Después del primer confinamiento, se permitió liberar la pincelada dentro de las estampaciones y los collages, «intenté reflejar los colores terrosos de Fuerteventura y, también, estuve en Irlanda, donde, a pesar de ser verano, hacía frío y me quedé impactada con los verdes y azules cristalinos».