Como observador y espectador de lo circundante captura aquello que le resulta extraño, aquello que le repele a la vez que le atrae, aquello que aun existiendo en el plano de lo mundanal y natural le traslada al plano de lo raro o al plano de lo anómalo. Esta es otra de las claves sobre las que construye sus imágenes. Lo raro, tal como lo define Mark Fisher es la entidad u objeto que es tan extraño que nos hace sentir que no debería existir, o que al menos, no debería existir aquí. Esta cosa, que es tanto terrible como cautivadora y que no puede clasificarse, es también abrumadora a la vez que fantástica. Aquí entramos en el territorio literario de Lovecraft, Blackwood o Ligotti, donde la irrupción de algo exterior o de algo que se presenta como inexplicable o incluso como ausencia, hace que se tambaleen las categorías y clasificaciones de lo que hasta ahora nos han servido para dar sentido al mundo y a lo que llamamos materialismo corriente.